EDVARD MUNCH
Pocos artistas como Munch ofrecen una relación tan estrecha entre vida y obra: los avatares personales ejercerán una influencia decisiva en la orientación de su actividad artística.
EdvardMunchnació en Loten (Noruega) en 1863, hijo de un médico castrense. Cuando aún no ha cumplido los cinco años, su madre muere víctima de la tuberculosis. Se inicia de esta forma tan temprana una relación con la muerte que habría de obsesionar al pintor durante toda su vida, nueve años más tarde fallecería, a causa de esta misma enfermedad, su hermana Sophie, apenas dos años mayor que él. En un entorno que el artista definió como un lugar "opresivo y triste" transcurre su infancia.
El pintor decía de sí mismo que, del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, él intentaba diseccionar almas. Por ello, los temas más frecuentes en su obra fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad (Melancolía), la angustia (El Grito, tal vez su mejor obra), la muerte (Muerte de un bohemio) y el erotismo (Amantes, El beso). Se le considera precursor del EXPRESIONISMO, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos.
AQUÌ ALGUNAS OBRAS DE ESTE MAGNÌFICO PINTOR EXPRESIONISTA:
La niña enferma, 1885-1886.
En su primera obra maestra, Munch rememora, nueve años más tarde, la muerte de su hermana Sophie, cuando el artista tenía trece años.
En su primera obra maestra, Munch rememora, nueve años más tarde, la muerte de su hermana Sophie, cuando el artista tenía trece años.
Melancololía 1892-1893
Una obra que supone un giro radical en el arte de Munch, superada definitivamente la experiencia puntillista
Amor y Dolor o Vampiro. 1893-1894
Danza de la Vida 1899-1900
Atardecer en el paseo Karl Johann (1892)
Referiéndose a este cuadro Munch dice:“Los hombres con chisteras, las mujeres con elegantes sombreros,
presos de sus propias convenciones y normas burguesas, exhalan una atmósfera de represión moral”
EL GRITO.
El cuadro más famoso de Munch. Este cuadro refleja sus propios temores y tormentos. Su fuerza expresiva se debe en gran medida a las técnicas y efectos pictóricos empleados, la estridencia del colorido y la sinuosidad de las líneas.
Se expresa la soledad del ser humano y su pesimismo frente las adversidades. El grito de terror trae consigo la tensión y el pánico interior que destruyen la anatomía. Los rasgos de rostro desaparecen bajo el gesto. No hay nada de realismo, se representa el interior y no el exterior.
La figura del primer plano aprieta las manos contra la cara como signo de angustia y desesperación, mientras que en segundo plano aparecen otras personas más distantes como queriendo significar que el prójimo no nos ayuda en los momentos de desconsuelo.
El grito, 1893.
Munch describió así la experiencia que lo llevó a pintar esta obra: "Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza".
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